El último Animero de Puéllaro canta, reza y grita por las Almas

Desde el 24 de octubre, la parroquia de Puéllaro se activa para dar cabida a un ritual con el que los pobladores honran a sus difuntos, especialmente a aquellos que –por sus pecados- no han podido trascender desde el purgatorio, hacia el cielo.

Durante 9 noches, don Enrique Angulo lidera el rezo de todos los habitantes. Él es el animero, consagrado por el párroco en 2021, una vez que su tío –quien lo precedió- dejara este mundo. El ayuno, la confesión, devoción y entrega son características de la función que desempeña en esta tradición, que forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de Quito.

Don Enrique Angulo, el último Animero de Puéllaro cada día de esta de procesión de medianoche, sale de su domicilio y camina hacia el cementerio rezando el Rosario. En la puerta se coloca el traje blanco que lucirá durante todo el trayecto, ingresa hasta la cruz ubicada en el centro, y recorre las calles de la población cantando a las almas y haciendo sonar tres veces su campana, invocando así a Dios Padre, su hijo Jesucristo y la Virgen María -en su advocación de Virgen del Carmen-, rogando por el perdón de sus pecados.

A su paso, los habitantes de la parroquia de Puéllaro, encienden las luces de sus hogares y acompañan el rezo, pidiendo por el descanso de las almas de sus seres queridos y su ascenso al cielo. A las 00h00 proclama el Grito de las Almas, para que estas le acompañen en su caminar.

“Mi tío siempre me pedía que le acompañe y reemplace. Mientras uno no tiene el llamado de Dios, como que no le toca el corazón. Con el llamado de Dios, uno se entrega totalmente a la Virgen del Carmen y a las almitas benditas. Es un sacrificio, pero por amor a Dios”, explicó el último animero.

Este rito, ayuda a quienes lo practican a recordar a sus muertos, facilitando el desahogo emocional y logrando la cohesión social de la comunidad, informó el Instituto Metropolitano de Patrimonio de Quito del Municipio de Quito.

Visite Puéllaro y conozca al último Animero Don Enrique Angulo. Puede caminar, cantar, rezar y gritar junto a él en este rito por las Almas, todas las noches de finados.

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