OPINIÓN Por: Dr. JUAN MANUEL FUERTES

Ex Subsecretario de Gobernabilidad del Ministerio de Gobierno Ecuador, ex Legislador del Congreso Nacional hoy Asamblea Nacional del Ecuador, Analista de temas políticos y sociales.
Es común que, en los conflictos sociales, los fanatismos lleven a exculpar generosamente las equivocaciones de nuestro lado y ver errores únicamente en el adversario.
A propósito del paro que soporta Imbabura, en la conversación cotidiana y a través de las redes sociales, en el cruce de argumentaciones, agresiones y descalificaciones mutuas; es inocultable la falta de sentido crítico de muchos que, opuestos al indigenado, respaldan ciegamente la gestión del gobierno nacional.
En la convivencia civilizada y más en el manejo democrático del conflicto, es imposible descartar el diálogo como instrumento para procesarlo y superarlo.
Sin embargo, sin aprender de lo sucedido con Guillermo Lasso en junio de 2022, el presidente Daniel Noboa Azin y sus voceros, mediáticamente, instalaron con desplante la consigna de no dialogar con los dirigentes del paro. Igualmente, advertían que los partícipes en los actos violentos serían sancionados rigurosamente conforme a la Ley, sin tomar en cuenta factores que inciden en una negociación de este tipo de problemas.
No obstante, bajo la conducción política de su asesor, Fausto Jarrín (ex Asambleísta de la RC y ex abogado de Rafael Correa), el miércoles de esta semana, el gobierno se reunió en Otavalo con representantes de las organizaciones protagonistas de la paralización, conviniendo en algunos temas. Y, como parte del acuerdo inicial, apaciguando los ánimos, liberó a detenidos en las refriegas del día anterior. Se desdijo de sus advertencias públicas.
Para evitar la perversa polarización, la política también requiere de seguidores que reflexionen con capacidad crítica y autocrítica, y de gobernantes que desde la previsión de escenarios inevitables, asuman el conflicto social con responsabilidad, con coherencia, sin poses arrogantes ni estridencias fatuas.
Decían nuestros mayores: “No escupas al cielo que te puede caer en la cara.”